sábado, 28 de julio de 2012

Franz West

Viena, 26 jul (EFE).- El escultor y pintor austríaco Franz West murió hoy, a los 65 años, en el Hospital Universitario de Viena tras una larga enfermedad, según informaron fuentes de la familia al diario "Kleine Zeitung".
West fue uno de los artistas contemporáneos más destacados de Austria y sus obras son altamente valoradas a nivel internacional.
El año pasado fue galardonado en la 54ª edición de la Bienal de Arte de Venecia con el León de Oro a toda una carrera, por sus trabajos en los ámbitos de la escultura, el "collage" y las instalaciones.
"Lamentamos la muerte de un escultor, pintor y diseñador que nos ha dejado tantas obras que nos han enseñado una nueva forma de mirar", dijo la ministra austríaca de Cultura, Claudia Schmied.
Considerado hoy un explorador revolucionario del arte, West nació el 16 de febrero de 1947 en Viena y su primera formación artística fue esencialmente autodidacta. Entre 1976 y 1981 estudió en la Academia de Artes Plásticas de su ciudad.
Tras su primera exposición en 1970, en la Wiener Galerie Hamburger, siguieron numerosas exhibiciones individuales y participaciones en muestras colectivas en todo el mundo.
Ha participado en la Documenta de Kassel, ha expuesto en el MOMA y en el DIA Center de Nueva York y entre 1992 y 1994 fue profesor de la Städelschule de Fráncfort (Alemania).
Sus obras son conocidas también en España, donde, entre otras muestras, el Museo Reina Sofía organizó en 2001 una retrospectiva de este artista, ocasión en la que Juan Manuel Bonet, entonces director del Reina Sofía, afirmó que West encontró "un lenguaje absolutamente personal, combinando en su obra pintura, instalaciones, vídeos etc".

jueves, 26 de julio de 2012

¡¡¡ Tu !!!

¡¡¡ Tu !!!
13x22 cm - Técnica mixta y collage sobre papel
2012

martes, 17 de julio de 2012

Marinus Boezem

Jump - photograph, wood, a pair of white shoes
400 × 250 × 100 cm

sábado, 14 de julio de 2012

España

Quizá ha llegado la hora de aceptar que nuestra crisis es más que económica, va más allá de estos o aquellos políticos, de la codicia de los banqueros o la prima de riesgo y asumir que nuestros problemas no se terminarán cambiando a un partido por otro, con otra batería de medidas urgentes o una huelga general.

Ha llegado la hora de reconocer que el principal problema de España no es Grecia, el euro o la señora Merkel , y admitir, para tratar de corregirlo, que nos hemos convertido en un país mediocre. Ningún país alcanza semejante condición de la noche a la mañana, o en tres o cuatro años, si no que es el resultado de una cadena que comienza en la escuela y termina en la clase dirigente.

Hemos creado una cultura en la que los mediocres son los alumnos más populares en el colegio, los primeros en ser ascendidos en la oficina, los que más se hacen escuchar en los medios de comunicación y a los únicos que votamos en las elecciones, sin importar lo que hagan, porque son de los nuestros. Estamos tan acostumbrados a nuestra mediocridad que hemos terminado por aceptarla como el estado natural de las cosas. Sus excepciones, casi siempre reducidas al deporte, nos sirven para negar la evidencia.

Mediocre es un país donde sus habitantes pasan una media de 134 minutos al día frente a un televisor que muestra principalmente basura.
Mediocre es un país que en toda la democracia no ha dado un presidente que hablara inglés o tuviera mínimos conocimientos sobre política internacional.

Mediocre es el único país del mundo que, en su sectarismo rancio, ha conseguido dividir incluso a las asociaciones de víctimas del terrorismo.

Mediocre es un país que ha reformado su sistema educativo trece veces en tres décadas hasta situar a sus estudiantes a la cola del mundo desarrollado.

Mediocre es un país que no tiene una sola universidad entre las 150 mejores del mundo y fuerza a sus mejores investigadores a exiliarse para sobrevivir.

Mediocre es un país con una cuarta parte de su población en paro que sin embargo encuentra más motivos para indignarse cuando los guiñoles de un país vecino bromean sobre sus deportistas.

Es mediocre un país donde la brillantez del otro provoca recelo, la creatividad es marginada -cuando no robada impunemente- y la independencia sancionada. Un país que ha hecho de la mediocridad la gran aspiración nacional, perseguida sin complejos por esos miles de jóvenes que buscan ocupar la próxima plaza en el concurso Gran Hermano, por políticos que se insultan sin aportar una idea, por jefes que se rodean de mediocres para disimular su propia mediocridad y por estudiantes que ridiculizan al compañero que se esfuerza.

Mediocre es un país que ha permitido, fomentado, celebrado el triunfo de los mediocres, arrinconando la excelencia hasta dejarle dos opciones: marcharse o dejarse engullir por la imparable marea gris de la mediocridad.

AHÍ QUEDA ESO.
y aquí nosotros."

domingo, 1 de julio de 2012