jueves, 26 de diciembre de 2013
miércoles, 18 de diciembre de 2013
martes, 10 de diciembre de 2013
lunes, 9 de diciembre de 2013
jueves, 5 de diciembre de 2013
Raúl Alesanco
El cerebro humano es como un viejo Castillo lleno de habitaciones enlazadas por largos pasillos.
Cuando le pedí a Pepe en España que me haga la caratula para la pagina
de QUIERO CONOCER PATAGONIA lo hice por inspiración no por reflexión.
Sabía lo que estaba haciendo? No, pero mi mente, mi memoria, alimentada
por largos años de amistad, afinidad, y ahora océano por medio por
sincronía gracias a internet, si sabían lo que estaba haciendo.
La respuesta no se hizo esperar.
Hay en toda gestión, un par de actos que son reflejos. Se hacen de
memoria, son habituales. Un par de clicks y la colgué en el muro de
facebook, hubo un reclamo sobre ajustar la intensidad de tono y color
que es natural pues, cada uno ajusta el brillo de pantalla tal cual le
place, pero, eso funciona solo en tu intimidad, luego, cuando se trata
de compartir, de abrir el juego. Debes acomodar tu gusto al de la
mayoría de los demás. Y los demás decidieron cual de las tres opciones
querían… Así se hizo. Después de todo, eso es trabajar en red.
Pero, siempre hay un pero el día después.
Es que, más allá de lo visual, estético, proporcional, y armónico de la
figura plana. Del espacio bidimensional de la obra de Pepe en el
collage… Cuál es el significado de interpretación?
Siempre sostuve
que quienes dibujamos o pintamos, hacemos una parte del cuadro. La otra
parte, la definitiva, la hace el espectador cuando interpreta ese montón
de millones de bit y pulsos electrónicos de luz que reflejan toda la
gama cromática, toda la línea geométrica, que se reflejan en lo que
proponemos como figura y a través de la complicada aparatologìa de la
vista humana, llegan al centro de interpretación en forma cifrada y
allí, la obra se desencripta para producir una reflexión o una emoción,
o ambas a la vez. Y es en ese momento donde una “cosa” pasa de ser
objeto a ser sujeto de observación y de comprensión.
Es hora de
completar el cuadro de Pepe. De arrancarlo de la estática posición en
que se encuentra y en un abordaje simple pero apasionado, arrebatarle
cada mancha de color, cada grafía convencional, cada segmento
aprisionado en la cárcel de medidas del soporte y dejarlo volar en el
viento de la imaginación de cada uno.
Estoy seguro que la propuesta es, sumergirse en un océano de perspectivas diferentes.
No hace falta saber nadar para aventurarse en este juego.
Hace falta tener el valor de alcanzar el objetivo o ahogarse con
dignidad en el intento de descifrarlo de cara a todo el resto de los
espectadores, como si de pronto, en una galería de arte, te ponen en la
difícil situación de explicar ante un micrófono y una audiencia de
entendidos y no tanto, el secreto de lo que estas mirando.
No se trata de describir, se trata de interpretar al otro.
Yo puedo hacerlo, es mi reto diario. Me paro ante el mundo con
desenfado siempre y me importa un bledo lo que los demás opinen sobre
mis conclusiones. Creo en mi propio sentido común como sujeto que no
elegí venir al mundo pero que una vez puesto en la cancha, decido jugar
el partido con las reglas que me imponen pero con la convicción de que
mis propios valores están por encima de esas reglas ordinarias.
Te
invito a que lo hagas. A probar el dulce néctar de la transgresión por
una vez. A que desates tus prejuicios y te abras con el candor y la
ingenuidad del que sabe que puede sentir y decir lo que siente, pese a
la máscara fría e impredecible de los que te rodean muchas veces, presos
de la cera superficial con que moldean sus actuaciones y perciben Tu
personaje, como salido de un museo social imperturbable con que
desfilan las marionetas por la calle, por las salas, por las oficinas y
hasta por la vida más intima, a veces, llenas de convenciones
compartidas que, sin dejar de ser aceptadas, no conmueven, no estimulan
ni son capaces de reflejar quien verdaderamente sos, que pensas y
quieres de los demás en el arte de convivir e intercambiar momentos e
instantes que trasciendan lo formal para ser verdaderamente
extraordinarios y sensibles a ser guardados en ese laberinto de piezas y
pasillos de cada castillo que, muralla por muralla y torre por torre
custodia nuestra conciencia humana…
Comencemos el juego.
Los
elementos: Una puerta triple, la hoja del medio abierta, por allì asoman
los botones rojos como espiando el afuera con desconfianza, y una
mano, la izquierda si son detallistas con lápiz como dispuesta a dibujar
o escribir el plan de ruta, el plan de acción.
En segundo cuadro,
al medio, el paisaje de Patagonia, la costa representada como una orilla
por el elefante marino, y la nieve en altas montañas cordilleranas por
la otra orilla como dejando claro que la Patagonia es todo eso, del mar a
la cordillera, una universalidad en la diversidad del paisaje y la
cultura.
En tercer plano, desde arriba, y hacia abajo, las ciudades y
pueblos con sus trazados tan artificiales como que de la mano del
hombre son nacidos. Pero están ahí, y forman parte de la entidad,
podemos inferir que Patagonia es, la naturaleza y su gente. Y para dar
testimonio de ello, sobrevolando todo, dos rostros que se diluyen en el
vacio expectante, vacilante pero atento con rostro humano. Observando
este experimento, desconfiando de su poder de materialización, pero a su
vez, estoicos sin desaparecer porque en algún recóndito lugar del
corazón que no entiende la razón, encuentran un hilo de fe, esperanza y
ganas de que el sueño de Conocer Patagonia se concrete.
A este
cuadro, obra de arte sin duda bien lograda, le falta algo, le falta la
cálida y resoluta pincelada final de Tu parte, ahora, sorprendido lector
ocasional que, si un suave empellón de curiosidad te empuja, vas a ser
protagonista de esta historia que recién comienza a contarse…
DESEAR, CREER Y CREAR LA REALIDAD ES EL RETO.
Raúl
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