miércoles, 29 de mayo de 2013

martes, 28 de mayo de 2013

El que tiene un amigo tiene un tesoro- Rosa Olivares

 

Siempre lo hemos sabido, la amistad es seguramente más importante que el amor. Tal vez de jóvenes pensemos que no es así, que un amante es más importante, pero poco a poco nos damos cuenta de que no, de que ciertamente el que tiene un amigo tiene un tesoro. Y lo digo en sentido estricto. La amistad debería cotizar en bolsa, en paralelo al valor oro. Y las agendas serían como tener acciones preferentes. Hoy en día tener el teléfono, el mail, haber cenado, coincidido con fulanito, aunque no nos de el estatus de “amigo”, es decir, el valor total de la acción, nos sitúa muy bien en un determinado ranking.

Tener buenos amigos, o al menos que otros conocidos crean que nuestra amistad y trato les puede abrir puertas, conseguir favores, es esencial hoy en día. Eso y saber idiomas (para ampliar la agenda y los posibles amigos) es otra cosa a tener muy en cuenta. Mucho más que saber historia del arte, haber visto exposiciones, leer libros, por Dios, ¡¡¡no es comparable!!! El mundo del arte actual es como una sobremesa de ricos, sólo importa la apariencia y las relaciones sociales. Todos se conocen (hasta yo les conozco, por cierto, aunque no creo que sean mis amigos), y todos mueren por quedar bien con ellos. Así, los antiguos críticos ya no critican nada y todo se está llenando de jóvenes becarios y becarias transformados en asistentes que, delgados y lánguidos, miran a todo el mundo por encima del hombro, porque en Basilea o en Hong Kong han coincidido, han saludado, han cenado (¡el súmmum!) con este o aquel curator internacional, les ha guiñado un ojo aquel artista proclive o aquella galerista un tanto pasada de copas. Estos es el back stage de cualquier feria, siempre lo ha sido, pero antes se iba a trabajar, no a hacer agenda.

Con el verano se avecina el apogeo de las relaciones públicas. Estar invitado a la cena de la inauguración de la Bienal de Venecia, tener tarjeta VIP en Art Basel (antes de ir a Basilea, es decir, que te la envíen por correo a tu despacho) es más importante que varios master en lo que más te guste. Este año no pienso ir ni a la feria, ni a la inauguración de la Bienal, si alguien quiere mis tarjetas, mis invitaciones, que empiece a pujar. El encanto ya, que lo pongan ellos y ellas.

Hace tiempo escuchaba a un señor explicar por qué es mejor llevar a los hijos a estudiar a colegios privados de lujo: tienen el futuro asegurado con los amigos que hagan en su adolescencia. Es una especie de seguro. Las madres abnegadas hoy procuran que sus hijos estudien en el Bard College, cuestión de agenda. Los cursos de veranos internacionales son un buen punto de encuentro y aprendizaje. Las ferias, esenciales. Y, por supuesto, las inauguraciones. Un buen fondo de armario esencial, el inglés y, a poder ser alemán o francés o español. Y si algún despistado quiere bibliografía, les recomiendo a Pablo Helguera y sus consejos del Manual de estilo del arte contemporáneo. Por lo demás, les deseo a todos estos joveznos que pululan como carroñeros por parties, openings, saraos varios, la mejor de las suertes. La van a necesitar pues con su éxito favorecen nuevas hornadas de clones a su imagen y semejanza que les obligarán a mejorar, evolucionar y ampliar sus agendas. Sin descanso, sin vergüenza.

Malas enseñanzas


Paisaje


domingo, 26 de mayo de 2013

jueves, 23 de mayo de 2013

domingo, 19 de mayo de 2013

viernes, 17 de mayo de 2013

jueves, 16 de mayo de 2013

Volviendo a las buenas costumbres - Javier Martín


Cuando los nuevos museos, con sus grandes espacios diseñados por arquitectos-paisajistas, se han quedado sin recursos económicos para continuar su andadura y carecen de fondos propios dignos de ser mostrados.
Cuando ciertos artistas ya no disponen del cómodo apoyo institucional, ni de otro modo alternativo de promoción y subsistencia.
Cuando pequeños museos, montados con moderación y mucha dedicación, se van quedando sin las pequeñas ayudas prometidas para su continuidad.
Cuando la información mediática solo pone en valor a aquellos pintores y escultores que forman parte de grandes y afamadas colecciones.
Cuando un sector de la crítica sigue utilizando, sin síntoma de agotamiento, frases como: “obras con mucha fuerza”, “una vuelta de tuerca”, “se ha reinventado a sí mismo” o “ha reinterpretado la pintura”.
Cuando las colecciones privadas y públicas parecen clónicas unas respecto de otras, con un listado dogmático de artistas.
Cuando las galerías no llegan a adaptarse al nuevo panorama creativo, sin lograr una fórmula adecuada a las actuales circunstancias.
Cuando las salas de exposiciones institucionales solo buscan programas a coste cero.
Cuando los jóvenes pintores y escultores no cuentan con los mínimos recursos para continuar su trabajo y se ven abocados a aceptar condiciones expositivas poco dignas.
Cuando los diarios y revistas recurren sistemáticamente al panegírico, publicando textos intercambiables que parecen estar guardados en un cajón a la espera de cualquier ocasión.
Cuando las Facultades de Bellas Artes vomitan sucesivas hornadas de jóvenes carentes de formación, desorientados ante el panorama artístico con el que se van a encontrar.
Cuando las inauguraciones de las exposiciones se han convertido en meros actos sociales a los que se califica de “eventos”, haciendo honor a su carácter efímero y de artículo de consumo.
Cuando todo esto ocurre, quizá sea el momento de volver a viejas fórmulas, ya utilizadas en los años sesenta del siglo XX, cuando varios artistas se agrupaban en el estudio de alguno de ellos para realizar un proyecto expositivo. Los asistentes, amigos en su mayoría, se convertían así en partícipes de un proceso generado con pocos recursos económicos, pero realizado sin limitaciones formales ni imposiciones ideológicas. El encuentro se dilataba, favorecido por las conversaciones, el humo y alguna copa de alcohol, y permitía que surgieran nuevos proyectos en común.
Es lo que de nuevo pretenden muchos artistas en diferentes puntos de nuestro país, al encontrase desplazados por los circuitos expositivos y comerciales. Solo pretenden mostrar su trabajo a aquellos que lo deseen. Y su postura no debería molestar a nadie, sino hacernos reflexionar a todos.
Javier Martín

jueves, 2 de mayo de 2013

miércoles, 1 de mayo de 2013

Valor y precio - Rosa Olivares

Decía el poeta Antonio Machado en uno de sus versos, siempre claros y siempre certeros, que “Solamente el necio confunde valor y precio”. Se asombraría don Antonio de la cantidad de necios que viven este principio de siglo XXI en puestos de cierta importancia, es decir, comprando, asesorando, curando, y en diferentes tipos de puestos intermedios. Formando eso que se llama profesionales del arte. Curiosa definición para una profesión que no es tal, para un grupo social que procede de cualquier parte, de estudios de estética, de filosofía, de historia, de bellas artes, de cualquier otro campo. Conozco críticos y curadores que son médicos de formación, otros que nunca estudiaron una carrera, que no tienen título, afamadas curadoras internacionales tienen estudios de decoración... y los artistas tampoco proceden del mundo de las bellas artes, hay muchos, no quiero decir los mejores por no ofender a nadie, pero desde luego algunos, muchos, de los mejores que proceden de una autoconstrucción que se basa en estudios semiológicos, en ciencias, comunicación, y sobre todo, en la experiencia, en la vida, en la vida, en la vida, en la vida.

No vamos a hablar de galeristas, dealers, o coleccionistas, ni del sector comercial del arte en general, que se acercan unos por afición, otros porque es un gran negocio, otros, algunos, por pasión. Lo del negocio, aunque parezca mentira, es cierto. Uno de los recién descubiertos evasores de capital español en Suiza, denunciado públicamente por el exempleado de HBSC es un galerista de larga trayectoria en España, que curiosamente no está presente en ARCO, tal vez no le haya hecho falta para forrarse vendiendo Sauras y todo el arte español durante décadas. Seguro que tampoco le ha hecho falta una carrera ni una especialización, con saberse los versos de Machado ha podido tener suficiente.

Sobre la especialización habría que regresar a Baudelaire que definía al crítico de arte (una figura ya casi olvidada y tapada por la del curador, el gestor cultural y tantos otros que no tienen nada que ver con él ni con su trabajo) como un aficionado que escribe bien.
Siempre me ha gustado esa definición porque es en la que más a gusto me he encontrado siempre: el arte es una pasión, a pesar de trabajar en el sector, a pesar de los estudios, a pesar de la experiencia, a veces oculta entre las multitudes, a pesar de todo y de todos. En definitiva soy solamente una aficionada que quiere pensar, que escribe bien, y que desde luego nunca ha confundido valor con precio. Y me sorprendo continuamente de que tanta gente, tanta gente incluso inteligente, confunda continuamente no sólo valor con precio, sino arte con desastre, obra con ocurrencia, artista con saltimbanqui, coyuntura con panorama… en fin, tal vez lo que haya que estudiar es lengua y semiología.

En cualquier caso asisto sorprendida siempre ante el éxito fulgurante de artistas como Ai Weiwei (por favor no confundir con el éxito de Damien Hirst), por poner un nombre inevitable, a la entronización coyuntural de cualquier artista como si se tratara de la pata de elefante en los pantalones de señora, la corbata estrecha o los tonos grises y negros para este invierno. Sorprendida de la falta de rigor para casi todo, de cómo curadores ignorados (tal vez no tan ignorantes como pueda parecer) florecen como flor de temporada y cruzan los mares con su prosa y sus charlas, paneles se llaman ahora, para repartir su doctrina a lo largo y ancho del vasto mundo. Y que serán sustituidos el próximo año, con la próxima temporada por otros con currículos aun más sorprendentes en una retroalimentación imparable.

Menos mal que todavía quedan aficionados, y artistas, y apasionados por el arte que siguen salvando los muebles de esta casa que hace aguas por todas partes en medio de una tormenta insaciable.