El artista alemán Kurt Schwitters fue uno de los principales
protagonistas del movimiento dadá. Abandonó sus estudios de arquitectura
en su ciudad natal para trasladarse a Dresde, donde visitó la
Kunstakademie con el propósito de convertirse en pintor. Tras unos
comienzos ligados al impresionismo y algo más tarde al expresionismo, en
1918 expuso sus primeras obras de estilo cubo-futurista en la galería
Der Sturm de Berlín. Un año más tarde construyó sus primeros collages y assemblages con materiales de desecho, que denominaría Merz, nombre derivado de la mutilación fortuita de la palabra Kommerz, que había utilizado en uno de sus collages. Merz
se convertiría en sinónimo del nuevo arte multidisciplinar que
realizaría a partir de entonces, libre de las convenciones artísticas
tradicionales y que daría nombre a sus poemas, su revista, su teatro y
sus construcciones esculto-arquitectónicas (Merzbau). Él mismo
definiría este proceso artístico como consecuencia del momento histórico
en que le había tocado vivir: «La Gran Guerra ha terminado, en cierto
modo el mundo está en ruinas, así pues, recojo sus fragmentos, construyo
una nueva realidad».
Schwitters mantuvo estrechos vínculos con los dadaístas de Zurich y de Berlín, y en 1922, a través de Theo van Doesburg,
conoció a los componentes del grupo De Stijl. La huella del arte
geométrico de los holandeses y el fuerte impacto de la exposición de
arte ruso contemporáneo, que había visto en la galería Van Diemen de
Berlín en el otoño anterior, le llevaron a acercarse a planteamientos
constructivistas. En 1927 formó el grupo Die Abstrakten Hannover junto a
Friedrich Vordemberge-Gildewart,
en 1930 participó en las actividades del grupo Cercle et Carré y dos
años más tarde se unió a Abstraction-Création. En 1937, la presión
ejercida por los nazis sobre él le forzó a huir de Alemania e instalarse
en Noruega, país que tuvo que abandonar también tras la invasión
alemana en 1940. Desde entonces vivió en Ambleside, en Inglaterra.
Durante estos años combinó sus obras Merz con una vuelta a la
figuración en paisajes y retratos, que le ayudaron a subsistir en estos
países en los que Schwitters era un completo desconocido
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