Resumen: La noción de obstáculo epistemológico
fue acuñada por el filosofo francés Gastón Bachelard para identificar y
poner de manifiesto elementos psicológicos que impiden o dificultan el
aprendizaje de conceptos revolucionarios al interior de las ciencias;
estos se presentan en todos los sujetos que se enfrentan a nuevas
realidades las cuales se caracterizan por no tener una referencia
directa a experiencias directas.
Palabras clave: Conocimiento, aprendizaje, obstáculos epistemológicos.
Palabras clave: Conocimiento, aprendizaje, obstáculos epistemológicos.
Uno
de los grandes aportes que realizo Bachelard a la moderna teoría del
conocimiento fue sin duda alguna el de obstáculo epistemológico; estos
son dificultades psicológicas que no permiten una correcta apropiación
del conocimiento objetivo; a lo largo de la historia de la filosofía se
habían realizado grandes esfuerzos para determinar las dificultades
especificas que no permitían una apropiación adecuada de la realidad,
pero estas dificultades se identificaban con la insuficiente capacidad
de los órganos sensoriales para captar los diferentes fenómenos
naturales, o con lo inapropiados de los instrumentos materiales
utilizados en la investigación de los acontecimientos naturales.
La búsqueda de dificultades al interior del intelecto
del hombre para acceder al conocimiento objetivo la inicia Francis
Bacon, quien en su obra Novum Organum plantea la necesidad de
mantener una aptitud escéptica frente a todo el conocimiento obtenido
hasta la fecha pero plantea la posibilidad de un conocimiento objetivo
si se realiza antes una reforma del método para alcanzar la verdad; un
primer paso en la reforma del método se realizaba limpiando la mente de
errores que siempre están presentes cuando se realiza una investigación,
esos errores Bacon los identifica como ídolos, que son prejuicios que
se presentan al espíritu y que no permiten la correcta interpretación de
la naturaleza.
Francis Bacon identifica cuatro tipos distintos de
ídolos: ídolos de la tribu, ídolos de la cueva, ídolos del foro o del
ágora y los ídolos del teatro o espectáculo, todos ellos juegan un papel
importante en la dificultad presentada al momento de apropiarse de la
realidad.
Los ídolos de la tribu son comunes a toda la raza
humana y consisten en la tendencia a suponer que existe más orden y
regularidad en la naturaleza de lo que realmente ésta tiene, se otorga
realidad a cosas o sucesos que son deseados o imaginados posibilitando
el engaño por parte de los sentidos. Los ídolos de la cueva son propios
de cada hombre quien se encuentra dentro de una cueva que refracta la
luz de la naturaleza distorsionando la realidad, pero esa distorsión no
es la misma en todos los individuos pues depende de los hábitos,
constitución corporal y mental, educación y accidentes de cada sujeto.
Los ídolos del foro, ágora o mercado se originan en el trato de unos
hombres con otros en donde significados erróneos dados a ciertos
términos se terminan aceptando como reales y ciertos, estos errores se
ratifican con el uso generalizado de los términos y pasan a ser tornados
corno ciertos. Los ídolos del teatro provienen de leyes equivocadas de
demostración dadas por los dogmas filosóficos, es por esta razón que
según Bacon hay tantos ídolos del teatro como sectas filosóficas a
saber: sofistas, empíricos y supersticiosos.
Bachelard, al igual que Bacon, encuentra elementos en
el interior del intelecto que dificultan el conocimiento certero de lo
real y no permiten la adecuada evolución del espíritu para que pueda
pasar de un estado pre-científico caracterizado por lo objetivo, lo
inmediato, lo dado por los sentidos a un estado científico caracterizado
por las ciencias físicas actuales.
Frente a los grandes cambios sufridos por todas las
ramas del saber el espíritu científico no puede permanecer impasible; ha
de transformarse, proyectarse, crear nuevos métodos que le permitan
entender y teorizar la gran revolución acaecida en las disciplinas
científicas de la actualidad. Esto es de gran importancia pues los
frutos de este desarrollo científico son nuevos y "llega siempre la
hora en que no se tiene ya interés en buscar lo nuevo en las huellas
de lo antiguo, en que el espíritu científico no puede progresar mas que
creando métodos nuevos. Los conceptos científicos mismos pueden perder
su universalidad” [1]
El nuevo espíritu científico ha de tomar conciencia
respecto a que un nuevo discurrir esta formulado con base en un
experimento ya sea material o intelectual (recuérdese, los famosos
experimentos mentales de Albert Einstein); si el resultado del
experimento es nuevo, cambia o se contradice con lo que antes se
esperaba, el discurrir que se haga del mismo también debe cambiar. La
movilidad y constante evolución de los métodos científicos es la
característica del pensamiento actual, sin la que el espíritu no se
puede apropiar responsablemente del evolucionar contemporáneo de las
ciencias.
Para alcanzar este grado de enriquecimiento
epistemológico el nuevo espíritu científico ha de abandonar los hábitos
analíticos de la experiencia que siempre ha utilizado y que en general
son propios de todo espíritu pre-científico; estos hábitos Bachelard los
identifica como obstáculos epistemológicos que son barreras que se
oponen a la formación de un espíritu científico.
Los obstáculos epistemológicos no se refieren a los
elementos externos que intervienen en el proceso del conocimiento
científico, como podría ser la complejidad o la dificultad para captar
el nuevo fenómeno al modo cartesiano, en el que la causa fundamental
para no poder acceder al conocimiento radica en la mínima capacidad que
tienen los sentidos para captar la realidad, sino a las condiciones
psicológicas que impiden evolucionar al espíritu científico en
formación.
Es de suma importancia entender que el espíritu
cuando se presenta ante un fenómeno para intentar comprender las leyes
que lo rigen y que le permiten existir, no se presenta desnudo, sino con
una serie de prejuicios que no le permiten un contacto directo y
cualitativo con la nueva realidad, dado que "es entonces imposible
hacer, de golpe tabla rasa de los conocimientos usuales. Frente a lo
real, lo que cree saberse claramente ofusca lo que debería saberse.
Cuando se presenta ante la cultura científica, el espíritu jamás es
joven. Hasta es muy viejo, pues tiene la edad de sus prejuicios. Tener
acceso a la ciencia es rejuvenecer espiritualmente, es aceptar una
mutación brusca que ha de contradecir a un pasado.”[2]
Bachelard identifica diez obstáculos epistemológicos;
el primer obstáculo a superar es el de la experiencia primera; está
experiencia esta conformada de informaciones que se perciben y se alojan
en el espíritu generalmente en los primeros años de la vida intelectual
esas informaciones no se pudieron someter a critica alguna, pues el
espíritu se encontraba desarmado y altamente voluble dado que se
encontraba sumergido en la inconsciencia del ignorar; al no sufrir
critica alguna estas experiencias primeras pasan sin tamizar a
convertirse en verdades primarias frente a las que es imposible crear
nuevos conocimientos que vayan en contra de las mismas. Este obstáculo
se ve reforzado por el aparente capricho de la naturaleza, que nos
muestra una realidad inmediata que nada tiene que ver con el fenómeno
verdadero; es por esto que "el espirita científico debe formarse en
contra de la naturaleza, en contra de lo que es dentro y fuera de
nosotros, impulso y enseñanza de la naturaleza, en contra del
entusiasmo natural, en contra del hecho coloreado y vario. El espíritu
científico debe formarse reformándose.”[2]
El segundo obstáculo epistemológico identificado por
Bachelard es el obstáculo realista, que consiste en tomar la noción de
sustancia como una realidad, que no se discute y de la que parte toda
una serie de conocimientos que tiene relación directa e indiscutible con
la naturaleza de la sustancia misma, como no se puede explicar se la
toma como causa fundamental o como una síntesis general del fenómeno
natural al que se le asigna, es así como los alquimistas creían que en
el oro se habían concentrado todas las bondades y propiedades
características del sol; cosa similar sucedió con el fuego, ya que al
desconocerse su génesis, se lo toma como un a causa universal. En este
momento una sustancia real, misteriosa, deja de, ser un problema
científico para convertirse en la generatriz de toda la realidad.
El tercer obstáculo identificado por Bachelard es el
verbal y se ubica en los hábitos verbales utilizados cotidianamente los
que se convierten en obstáculos más efectivos cuanto mayor sea su
capacidad explicativa, es así como un término que aparezca claro y
diáfano al entendimiento pasa a ser tratado como un axioma al que no es
necesario explicar, deja de ser una palabra y pasa a ser una categoría
empírica para el que lo utiliza.
El conocimiento unitario y pragmático es identificado
como el cuarto obstáculo epistemológica que se presenta en toda
comunidad pre-científica ya que el concepto de unidad permite
simplificar el estudio de cualquier realidad, al poderse explicar el
todo también se ha de poder automáticamente explicar sus partes, la
unificación explica toda la realidad. El concepto de unidad se vuelve
mas peligroso si va unido con el de utilidad pues de inmediato se da más
valor explicativo a lo que de alguna manera es útil, así ‘para el
racionalismo pragmático una nota sin utilidad es un irracional'. [2]
El quinto obstáculo epistemológico es el denominado
sustancialista que consiste en la unión que se hace de la sustancia y
sus cualidades, Bachelard distingue un sustancialismo de lo oculto, de
la intimo y de la cualidad evidente; en el sustancialismo de lo oculto
se supone una realidad encerrada, cubierta por la sustancia la que se
convierte en un problema pues se debe abrir esa sustancia para exponer
su contenido; en el sustancialismo de la intima la cualidad profunda
esta encerrada pero no de manera superficial sino profundamente
encerrada, así que el trabajo para abrirla se torna más dispendioso ya
que se asemeja al trabajo del alquimista que relacionaba la dificultad
para hacer reaccionar algunos metales con lo estrechamente cerrado de su
envoltura; de acuerdo can Bachelard en el sustancialismo de la evidente
la realidad se capta en una intuición directa dando lugar a una
explicación simple y peligrosamente sencilla.
El sexto obstáculo es el realista en el que el
entendimiento queda deslumbrada con la presencia de lo real, hasta tal
punto que se considera que no debe ser estudiado ni enseñado, lo real se
adorna con imágenes que llevan consigo las marcas de las impresiones
personales del sujeto que investiga, así la argumentación de un realista
es más agresiva frente al que no lo es porque el primero cree poseer la
realidad del fenómeno.
El séptimo obstáculo epistemológico es el denominado
animista, según este cualquier sujeto presta mayor atención y por tanto
da una más grande valoración al concepto que conlleve a la vida, que
contenga vida o que se relacione con ella; en el espíritu investigativo
siempre primará la vida pues ésta otorga un gran valor al elemento o
elementos que tengan la posibilidad de contenerla; esta valoración no es
nueva y siempre ha acompañado al hombre en cualquier estado de su
desarrollo intelectual; no es casual el gran valor que se le da a la
sangre en todas las culturas y en la gran mayoría de civilizaciones,
pues ésta era identificada como el líquido dador de vida sin el cual la
vida no era posible y, que al dejarse escapar se escapaba también la
vida. Todo lo que posee vida tiene ya un carácter superior frente a lo
que no la tiene, 'la palabra vida es una palabra mágica. Es una palabra
valorizada. Todo otro principio palidece cuando se puede invocar un
principio vital' [2]
El mito de la digestión es identificado como el octavo
obstáculo a tener en cuenta, según este todo fenómeno que tenga
relación con la digestión o la cocción (se considera al estomago como
una gran caldera) pasará a obtener una mayor valoración explicativa; es
así como al ser considerado el proceso de la digestión como un pequeño
incendio por los alquimistas ellos le dieron más importancia a los
procesos en que se necesitará del fuego para obtener un producto o una
reacción; la digestión no solo lleva inmersa la idea de fuego sino
también de vida, ya que es por el proceso de asimilación de alimentos
mediante la digestión que la vida se mantiene. De esta manera el
obstáculo se ve reforzado por otro anteriormente tratado, el animista,
haciéndolo aún más peligroso para la consecuci6n del conocimiento
objetivo.
El noveno obstáculo epistemológico, Bachelard lo
identifica como la libido, a la que se interpreta desde el punto de
vista de la voluntad de poder o la voluntad de dominio hacia otros
presentada en el individuo que investiga y que no puede dejar de
reflejar en sus experimentos o en sus intentos de dar explicación
coherente ante un fenómeno nuevo. Un ejemplo de ello es el fenómeno
presente en todas las grandes culturas en las cuales la posesión de
conocimiento o de hombres que poseyeran conocimientos permitían a unos
pocos iniciados estar en las más altas esferas sociales; dado que tenían
el poder de transformar el mundo real e influir sobre el mundo
inmaterial.
Otra faceta de este obstáculo es la constante
referencia a pensamientos sexuales que se hacen presentes en todo
espíritu científico en formación al enfrentarse a una situación nueva, y
que según Bachelard se manifiesta plenamente en las reacciones
químicas, aunque se encuentran presentes en todas las disciplinas del
saber "enseñando química, he podido constatar que, en la reacción del
ácido y la base, la casi totalidad de los alumnos atribuyen al papel
activo al ácido y el pasivo a la base”, [2] de esta manera no cabe duda de la primacía explicativa en la reacción, que se le ha de atribuir al ácido.
El último obstáculo es identificado por Bachelard como
el del conocimiento cuantitativo, ya que se considera todo
conocimiento cuantitativo como libre de errores, saltando de lo
cuantitativo a lo objetivo, todo lo que se pueda contar tiene una
mayor validez frente a lo que no permita este proceso lo que no se pueda
contar o que no tenga gran influencia sobre la cuantificación final se
puede despreciar permitiendo el error típico que sucede cuando no se
tiene en cuenta las escalas de los problemas llevando los mismos
juicios y raciocinios experimentales de lo muy grande a lo muy pequeño.
Todas las anteriores nociones se constituyen en
elementos que dificultan el paso de un espíritu pre-científico a un
espíritu verdaderamente científico. Estas nociones no sólo son propias
del pensamiento científico contemporáneo pues Bachelard muestra que se
presentan también de manera muy evidente en la antigüedad y en la época
medieval, con lo que se pone de manifiesto que los obstáculos
epistemológicos no son propios de una comunidad científica en especial o
de una etapa de la historia del conocimiento sino que están presentes
en los sujetos que han pretendido hacer ciencia a lo largo de todos los
tiempos; es sólo mediante la superación sistemática de los obstáculos
epistemológicos como el espíritu puede evolucionar de un estado
pre-científico en el que la materia prima del conocimiento es la
realidad circundante a uno en el que la misma noción de realidad se toma
como una excusa para hacer ciencia, en el que nuevos conocimientos
surgen de nuevas realidades existentes a veces únicamente como símbolos
matemáticos.
BIBLIOGRAFÍA
[1] BACHELARD, Gastón. (1981) El nuevo espíritu científico. México: Editorial Nueva Imagen.
[2] BACHELARD, Gastón. (1987) La formación del espíritu científico. México: Editorial Siglo XXI.
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